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La modernidad nos lleva a vivir de prisa, e incluso en muchas ocasiones a vivir indiferentes. Esto ha llegado a nuestros hogares y a nuestra comunión con Dios. Pero podemos revertir el proceso de indiferencia y de urgencia mediante el anhelo personal de acercarnos a nuestro Señor Jesucristo.
Volver a los principios de adoración, para restaurarnos bajo su Gracia y de enseñar las escrituras, para que podamos ver que aún estamos a tiempo de rescatar nuestras vidas y a nuestras familias de los torbellinos sociales.
Nuestro hogar es el punto donde podemos volver al origen de la iglesia, nuestro hogar es el lugar donde Dios ha querido ocupar el centro de nuestra existencia
Hagamos Iglesia en tu casa.